SITIO: Salones Sociedad de Festeros
El Premio Cervino es un galardón instaurado en el año 2000 por la Sociedad de Festeros del Santísimo Cristo de la Agonía. Este premio se otorga anualmente y está destinado a reconocer y homenajear a personas o entidades que han contribuido de manera significativa a las fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent, ya sea a través de sus actividades, investigaciones, o apoyo general a las fiestas.
El nombre del premio rinde homenaje a Joaquín José Cervino, Magistrado y escritor romántico, quien fue el autor de los textos de las embajadas del moro y del cristiano que se recitan desde 1860 en las fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent. Estos textos son una parte esencial de las fiestas y tienen un gran valor histórico y cultural para la ciudad, habiendo sido declarado el acto de las embajadas, donde se recitan los versos de la embajada, como Bien de Interés Cultural inmaterial por el pleno del Consell de la Generalitat Valenciana.
El Premio Cervino se entrega en una ceremonia que tiene lugar en el Casino de la Sociedad de Festeros. La elección del premiado es realizada por la Junta de Gobierno de la Sociedad de Festeros, que evalúa las contribuciones de los candidatos a lo largo del tiempo. Entre los galardonados se encuentran personas, entidades y asociaciones que han demostrado un compromiso destacable con la preservación y promoción de las tradiciones de Ontinyent.
RECORRIDO: PL. CONCEPCIÓN, GOMIS, MAYANS, PL. MAYOR
El acto de la Publicación de Fiestas se desarrolla el último sábado del mes de junio; consiste en un desfile en el que participan: un niño y el Primer Tro de cada comparsa, ataviados con su traje de gala; un portador del estandarte de cada comparsa con el traje de diario; los capitanes, embajadores y abanderados del año anterior y los del actual; y el presidente y representantes de la Junta de Gobierno de la Sociedad de Festeros, acompañados de distintas bandas de música.
El desfile finaliza a los pies del castillo, en una Plaza Mayor abarrotada de gente a la espera de las «palabras mágicas”.
Desde el entarimado que preside la plaza, el secretario de la Sociedad, escoltado por los Primers Trons y niños, va llamando a los portaestandartes de las distintas comparsas para que presidente y alcalde les impongan las medallas acreditativas.
A continuación, los capitanes, embajadores y abanderados del pasado año, realizarán el protocolario traspaso de cargo, entregando a su homónimo del año actual arma, texto y bandera.
Presidente y alcalde dirigen a la concurrencia unas breves palabras de exaltación festiva, finalizando ambos con la esperada frase: «Dames i cavallers: Estem en Festes!»
La banda de música interpreta el himno a Ontinyent, que es cantado por todos los presentes, y se da por finalizado el acto.
Significación del acto de la Publicación: Hoy en día, cuando gozamos de un cierto equilibrio económico y político, este es un acto esperado porque nos anuncia la proximidad de la Fiesta. Pero en tiempos pasados, con menor estabilidad en todos los campos -tiempos con temibles enfermedades capaces de diezmar la población; tiempos en que la economía local se veía afectada tanto por la escasez de lluvias como por el exceso de estas; tiempos de incertidumbres políticas y de guerras-, la Publicación no era un día más de fiesta; no era únicamente música y desfile en las calles; significaba mucho más; significaba que ese año habría fiestas y que las comparsas que tomaran parte en la misma -y solo esas- serían las que participarían en las inminentes fiestas.
SITIO: PL. MAYOR
El acto de presentación del cartel de fiestas de moros y cristianos de Ontinyent, emerge como un momento trascendetal que marca el inicio oficial de las celebraciones. Situado en el epicentro de la ciudad, en la majestuosa Plaza Mayor, bajo la atenta mirada del imponente castillo que preside las fiestas, este acto se convierte en un espectáculo de emociones y tradiciones que une a toda la ciudadanía en un mismo espíritu festivo.
Tras el vibrande desfile de la Publicación, el escenario se prepara para recibir el gran momento: el descubrimiento del cartel oficial. Con expectación palpable y corazones palpitantes, los ciudadanos se congregan en la plaza, ansiosos por presenciar la revelación de la imagen que simbolizará el espiritu de las fiestas. Con un fervor contagioso, se entrelazan sonidos de la música festiva y el murmullo de la multitud, creando una atmósfera vibrante y llena de energía.
Al emerger el cartel ante la mirada expextante de todos, se desata una ovación unánime que resuena en cada rincón de la plaza. Es un momento de orgullo y emoción compartida, donde se celebra la riqueza cultural y la identidad de Ontinyent. Más allá de ser una simple imagen, el cartel se erige como un símbolo de unidad y pertenecia, recordándonos la importancia de mantener vivas nuestras tradiciones y de celebrar juntos nuestra historia y nuestro legado.
El clímax del evento llega con la interpretación de dos himnos que resuenan en el corazón de los ontinyentinos: la marcha mora Chimo de José María Ferrero Pastor, emblema venerado de nuestras fiestas y el himno de la ciudad de Rafael Martínez Valls. Estas melodías, imbuidas de historia y fervor, infunden el ambiente festivo con un sentido de indentidad y orgullo arraigado en la comunidad. Al sonar las notas de Chimo, el espíritu festivo alcanza su cúspide, recordando a todos los presentes la grandeza de nuestras tradiciones. Acto seguido el himno de Ontinyent se eleva en un coro unificado, uniendo a todos los asistentes en un sentimiento de gratitud y amor hacia nuestra querida ciudad. Es un momento de comunión y celebración, donde la música nos conecta con nuestra esencia ontinyentina más profunda, marcando así el final de un acto que perdura en la memoria como un tributo a nuestras raíces y a nuestra comunidad.
RECORRIDO: : Cruce alcalde Paco Montés con Dos de Mayo, Dos de Mayo, Glorieta de los Moros y Cristianos, PL Concepción (Hasta la calle Músico Úbeda)
El alardo es una parte integral de las festividades de Moros y Cristianos en Ontinyent. Este evento no solo recuerda los antiguos desfiles militares, sino que también rinde homenaje a la rica historia y tradición de estas celebraciones. En este contexto festivo, las cuatro comparsas que ostentan los cargos de Capitan, Embajador y Abanderado tanto del bando cristiano como del moro, se unen para revivir el espíritu de camaradería y alegría que caracteriza a estas fiestas.
A las doce de la noche, bajo el resplandor de la luna y la exaltante música festera, las comparsas desfilan con elegancia y vigor, es en este mágico instante donde la ciudad se convierte en un escenario de color y esplendor, donde la historia se mezcla con la celebración, y donde el espíritu de hermandad y competencia se entrelaza en una danza encantadora.
El alardo no solo es un espectáculo para los sentidos, sino también un tributo a la vibrante cultura y tradiciones que hacen de las fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent un acontecimiento inolvidable.
SITIO: Salón de actos Centro Cultural Caixa Ontinyent
La presentación del libro de fiestas es un acto que reune a un gran número de público para desvelar los detalles y el programa de actividades de las fiestas de moros y cristianos. Este libro es una recopilación detallada de la historia, los actos programados, así como de presentación de los principales actores de la fiesta. Incluye artículos históricos, crónicas de eventos pasados, así como una guía completa de las actividades previstas. La presentación se realiza en un acto formal, donde se invita a los principales protagonistas de las fiestas, a las autoridades locales y a la población en general. Este evento simboliza la cuenta atrás del inicio de los días grandes de nuestras fiestas de moros y cristianos.
En cuanto al video promocional de las fiestas es otra pieza clave para la promoción de las mismas. Con él, se busca capturar la esencia de las fiestas, destacando los desfiles, la música y las tradiciones que caracterizan a los Moros y Cristianos de Ontinyent. Este material audiovisual no solo sirve como herramienta promocional sino también para atraer visitantes a la ciudad.
En resumen, la presentación del libro de fiestas y el video promocional son momentos cruciales en el calendario festivo de Ontinyent, sirviendo como preludio a las celebraciones y ayudando a consolidar y difundir la rica tradición de los Moros y Cristianos de Ontinyent.
SITIO: PLAZA LATONDA
La Escuela Infantil de Cabos de Escuadra es una iniciativa organizada por la Sociedad de Festeros del Santísimo Cristo de la Agonía de Ontinyent, destinada a formar a los más jóvenes en el arte de desfilar como cabos de escuadra en las fiestas de Moros y Cristianos. El propósito principal de la escuela es enseñar a los niños/as las habilidades necesarias para desempeñarse como cabos de escuadra, un rol esencial en los desfiles de Moros y Cristianos. Los cabos de escuadra son los encargados de dirigir y coordinar los movimientos de las escuadras durante los desfiles, y su actuación es crucial para el éxito y la vistosidad de estas celebraciones.
Así, en este primer día, se sientan las bases para un aprendizaje riguroso pero gratificante. Es el comienzo de un viaje que transformará a los participantes en cabos de escuadra dignos y capacitados, listos para enfrentarse con destreza y determinación a guiar a sus respectivas escuadras.
SITIO: PLAZA LATONDA
En el segundo día de la escuela infantil de cabos se corrigen pequeños defectos para pulir el desempeño de cada uno, entendiendo que la perfección se alcanza a través de la práctica constante y la atención a los detalles. Un aspecto crucial de este día es la sincronización entre movimientos y música. Al ritmo de marcha mora, marcha cristiana o pasodoble, los instructores dan las indicaciones precisas sobre cómo adaptar los movimientos al compás y la melodía. Esta armonía entre la música y el movimiento no solo mejora la técnica, sino que también infunde un sentido de cohesión y camaradería en cada escuadra.
SITIO: PLAZA LATONDA
El tercer día es la culminación emocionante y esperada de la escuela infantil de cabos de escuadra. Con determinación y entusiasmo, los jóvenes cabos de escuadra ejecutan cada movimiento con precisión y orgullo, exhibiendo todas las habilidades que han adquirido durante estas tres semanas en la escuela. Con aplausos y admiración, se hace entrega de los diplomas a cada uno de los asistentes, marcando así un momento de celebración y reconocimiento al esfuerzo y la dedicación de estos jóvenes talentos.
SITIO: Esplanada de la Ermita de Santa Anna
Coronando la pequeña loma desde donde se divisa nuestra queridad ciudad, se alza la Ermita de Santa Ana. Es aquí, bajo el cielo que abraza nuestros anhelos y los susurros del viento que nos rodea, donde el Santísimo Cristo de la Agonía mora eternamente, irradiando su luz sobre nuestras vidas y nuestras fiestas de moros y cristianos.
En la amplia explanada de la Ermita de Santa Ana, se lleva a cabo nuestro más solemne encuentro, la misa en honor a nuestra patrón. Es un momento de reverencia y devoción hacia aquel que guía nuestros pasos en cada celebración. Bajo el cielo que aún conserva el frescor de la mañana y el aroma a tierra húmeda y resina de pino que impregna el aire, nos detenemos en silencio. Es en este instante de calma donde cerramos los ojos y elevamos nuestras plegarias buscando su bendición.
SITIO: Plaza de Baix
El ensayo oficial de las embajadas es un momento crucial en la preparación de las fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent. Durante todo el año, los embajadores dedican incontables horas a perfeccionar su dicción, la fuerza de sus palabras, sus gestos, sus movimientos, etc, en ensayos realizados sin la presencia de público. Sin embargo, el día del ensayo de las embajadas marca un hito significativo: es el primer acto donde los espectadores tienen la oportunidad de presenciar el resultado del esfuerzo y la dedicación de los participantes.
Hasta el año 2022, este importante ensayo se llevaba a cabo en la esplanada de la ermita de Santa Ana, donde los embajadores se reunían para afinar cada detalle de sus representaciones. Sin embargo, en el año 2023, se tomó la decisión de trasladar el ensayo a la Plaza de Baix, creándose un ambiente aún más vibrante y festivo, atrayendo a una gran asistencia de personas ansiosas por presenciar este espectáculo único. Para los embajadores, este ensayo con público representa la culminación de meses de arduo trabajo y anticipación.
Para Ontinyent, el ensayo de las embajadas es un acto emocionante. Es un momento para celebrar la tradición y la cultura, mientras se disfruta de las impresionantes actuaciones de los embajadores ante una audiencia entregada y entusiasta.
RECORRIDO: Pl. de bajo, Pl. Sant Roque, Pl. Mayor y Pl. Latonda
La historia del mismo se remonta al inicio de nuestras fiestas de moros y cristianos, sufriendo un largo parentesis que se extendió desde los turbulentos días del inicio de la guerra civil hasta el año 1991 en que fue rescatado por la comparsa de Llauradors, celebrándose desde el año 2008 el viernes anterior a la Semana Grande de nuestras fiestas.
El baile consta de siete piezas musicales distintivas: una polca, dos jotas, un vals, un andante, una valenciana y un galop final. Cada una de estas piezas encarna la rica herencia cultural y el espíritu festivo de los valencianos, atrayendo a gran número de publico con su encanto y gracia.
El recorrido del baile tiene su inicio en la Plaza de Baix, a las puertas de la Sociedad de Festeros del Santisimo Cristo de la Agonía, donde los danzantes todos/as ellos/as componentes de la Comparsa de Llauradors dan comienzo a la interpretación de los mismos. Luego, avanzan por la calle de la Trinidad hasta la plaza de san Roque, donde cotinuan con el baile, para a continuación dirigirse a la Plaza del Mayor y repetir los bailes delante del imponente castillo que se encuentra instalado en la fachada del antiguo Ayuntamiento. El intinerario culmina en la placeta Latonda, donde los ultimos movimientos son ejecutados por los bailarines, marcando así el cierre del tradicional baile de los labradores.
SITIO: Casino de la Sociedad de Festeros
El sábado anterior a la Semana Grande de nuestras fiestas, los Cargos, Primer trons, Junta de Gobierno, vestidos todos ellos con el traje de diario de sus respectivas comparsas, junto con la Corporación Municipal se embarcan en un significativo recorrido hacia la centanaria institución del Santo Hospital Beneficencia, la residencia La Saleta y la Residencia San Francisco, tres refugios impregnados de historia, afecto y humanidad. En un gesto de profundo respeto y cercanía llevan consigo la esencia de la fiesta para compartir con los residentes y sus seres queridos la emoción y la alegria que caracterizan a nuestros moros y cristianos. En cada una de estas venerables instituciones, el paso de los visitantes se convierte en un remanso de felicidad, donde las sonrisas se multiplican al ritmo de las emblemáticas marchas moras y cristianas, simbolizando así la unión y la diversidad que definen el espíritu de Ontinyent.
El ambiente en cada una de ellas se impregna de una atmósfera única, donde la tradición y el afecto se entrelazan en un abrazo reconfortante. Los recuerdos compartidos y las historias entrecruzadas tejen un manto de complicidad y calidez, recordando la importancia de los lazos familiares y comunitarios en nuestras vidas. Entre las paredes impregnadas de viviencias y aprendizajes, resuenan los inmortales versos de Cervino, como un eco de la eternidad que se une a la vivacidad del presente.
En cada gesto de cariño y en cada palabra de aliento, se manifiesta el profundo respeto y la gratitud hacia aquellos que, con su entrega y su ejemplo, han dejado una huella imborrable en el corazón de Ontinyent. Este encuentro emotivo y significativo nos recuerda la importancia de valorar y honrar la memoria de nuestros mayores, así como cultiva el sentido de comunidad y la solidaridad que nos une como ciudadanos.
SITIO: Ermita de Santa Anna
En la serena atmósfera de la Ermita de Santa Ana, cada año tiene lugar un acto de profundo significado: la Misa en sufragio de los festeros difuntos. Cuando el sol comienza a teñir el horizonte con sus tonos dorados, el eco de las carcasas resuenan en el aire, anunciando a la población el inicio de este emotivo encuentro.
En la esplanada de Santa Ana a las puertas de la ermita y bajo la atenta mirada de nuestro Morenet, el Santísimo Cristo de la Agonía, se encuentran los Capitanes/as, Embajadores/as, Ambaderados/as y Primer Trons, Junta de Gobierno de la Sociedad y la Corporación Municipal, así como un gran número de fieles para asistir a la celebración de la santa misa, unidos todos en la oración y el recuerdo.
El acto se desarrolla con solemnidad, marcado por las notas suaves de la música sacra y las palabras reconfortantes del cura párroco de la Real Parroquia de San Carlos Borromeo y asesor religioso de la Sociedad. En esta misa, se elevan plegarias en honor de todos los festeros que, aunque ausentes físicamente, permanecen vivos en la memoria colectiva de toda la comunidad. Es un momento de reflexión, horna y gratitud hacia todos aquellos que contribuyeron con su alegria y dedicación a enriquecer nuestas fiestas de moros y cristianos.
La Misa en sufragio de los festeros difuntos es más que un acto religioso, es un tributo cargado de emoción y respeto hacia aquellos que fueron parte fundamental en la historia de nuestras fiestas. En este espacio de recogimiento, la comunidad se une en un gesto de amor y reconocimiento, manteniendo viva la llama de su memoria en cada plegaria y en cada corazón que late al ritmo de la celebración.
SITIO: Salones Sociedad de Festeros
Su traducción literal es: Almuerzo de la Lágrima.
Tras finalizar la misa de difuntos nos trasladamos al Salón Principal de la Sociedad de Festeros, comúnmente denominado Casino, allí las mesas están dispuestas y convenientemente identificadas. Con la suficiente antelación se ha repartido el aforo proporcionalmente al número de componentes de cada comparsa; pues la capacidad del local, pese a ser grande, no consigue ni de lejos saciar la demanda que existe por parte de los festeros.
Tras compartir un pedazo de pan y alimentos típicos de la zona, llegan las palabras del presidente de la Sociedad de Festeros quien, uno a uno, nos habla de los festeros fallecidos durante este año. La garganta se hace un nudo, los ojos se humedecen. Una fuerte ovación de todos los asistentes sirve de enlace entre el dolor del recuerdo y la alegría del presente. Es la hora de la imposición de insignias y medallas acreditativas. El secretario de la Sociedad va nombrando, uno a uno, a Capitanes, Embajadores, Abanderados y Primers Trons y, públicamente, ante la alegría general y acompañados por los acordes que interpreta la banda de música, alcalde y presidente van imponiendo las correspondientes acreditaciones.
Finalmente llega el momento de los premios; el reconocimiento de la Sociedad de Festeros a la labor y a la vida festera de alguna persona en particular; reconocimiento que habitualmente suele ser secreto, con lo cual el efecto sobre la persona homenajeada y su entorno más próximo es mucho mayor. El porqué de su nombre radique en que rápidamente pasamos de las lágrimas de dolor por el amigo ausente, a las lágrimas de emoción por el amigo que este año ostenta un cargo o ha sido acreedor de público reconocimiento por una vida dedicada a la Fiesta.
Significación: Se trata de un acto único en las fiestas de Moros y Cristianos de cualquier parte del mundo, en el que como hemos descrito anteriormente, se pasa de la tristeza a la alegría en cuestión de segundos, dado que se comparte la tristeza por la pérdida de los fallecidos, pero también la alegría por los cargos de este año, que son nombrados oficialmente con la imposición de insignias a capitanes, abanderados y embajadores. También se entregarán distinciones a los festeros merecedores de un reconocimiento público a través del Primer Tro d’Honor o las insignias de plata.
Este acto tan autentico y entrañable se celebra desde 1956 y por su originalidad se han iniciado los trámites para ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC) a instancias de la Societat de Festers.
SITIO: Plaza Mayor
Esa misma noche, la del tercer domingo del mes de agosto, en la Plaza Mayor, ante el incomparable marco que ofrece el castillo iluminado, se desarrolla este acto.
Escenario y personas lucen sus mejores galas; la velada promete ser espectacular. Imaginemos un cóctel con los siguientes elementos: un prestigioso grupo de danza, una magnífica banda de música y un compositor; si además imaginamos que cada año la representación es distinta, la música se ha compuesto específicamente para esta noche y que grupo de danza, banda y compositor son de Ontinyent, es fácil llegar a la conclusión que terminaremos embriagándonos de Fiesta.
A continuación, capitanes, embajadores, abanderados y primers trons son presentados de forma oficial a la concurrencia. Finalmente es el turno del orador; la persona que ha tenido el honor de ser designado este año desgranará su pregón: ensalzará la Fiesta, nos hablará de los cargos de este año, compartirá vivencias festivas que, a su vez, nos harán recordar las nuestras.
SITIO: Plaza Major
Desde su inicio en 1984, el concurso infantil de cabos de escuadra se ha consolidado como un momento destacado para resaltar el papel de los niños/as en nuestras fiestas morocristianas. En sus primeros años, se celebrababa la semana anterior a la Semana Grande de nuestras fiestas, sidendo su ubicación delante de los locales de la Sociedad de Festeros y en horario de tarde. Pero desde 1993, este acto se ha trasladado a la Plaza Mayor.
Es en 1994, cuando encontró su día, pasando a celebrarse el lunes de la Semana Grande, aunque durante este periodo el horario de celebración variaba ya que igual podía ser por la tarde como por la noche. A partir del año 2002 hasta la actualidad, el concurso brilla aún más al desarrollarse bajo el manto estrellado de la noche, añadiendo un encanto especial al mismo.
Este acto, celebrado a los pies del majestuoso castillo de moros y cristianos, atrae a una multitud entusiasta. Veinticuatro personitas, entre niños y niñas, divididos equitativamente entre el bando cristiano y el bando moro, visten los elegantes trajes de gala de sus respectivas comparsas. Al compás de marchas moras, marchas cristianas y pasodobles, los pequeños/as evolucionan con gracia y destreza junto a sus escuadras, así como muestran sus habilidades con la espada, el sable, la porra o la navaja, cautivando a la numerosa audiencia que abarrota la plaza.
Una vez que cada participante ha demostrado sus habilidades liderando y haciendo evolucionar a la escuadra, llega el momento crucial de la deliberación por parte del jurado. Este está compuesto por los Capitanes/as, Embajadores/as, así como por los Abanderados/as y los veinticuatro Primers Trons que evalúan no solo las destrezas técnicas, sino también la pasión y el compromiso de cada concursante con su comparsa y con la tradición que representan.
Es un momento de júbilo y camaradería, donde la infancia se convierte en la estrella del acto, recordándonos la importancia de preservar nuestras tradiciones para las generaciones venideras.
SITIO: Plaza Major
El concierto de fiestas a cargo de la Banda Simfónica Tot per la Música se erige como un evento emblemático en el calendario festivo de Ontinyent. Con la majestuosa Plaza Mayor como escenario y la presencia de una multitud entregada, este concierto es una manifestación de arte y cultura morocristiana que une a la comunidad en un vínculo de emoción compartida.
Conducidos por directores invitados de renombre, los músicos de la banda ofrecen interpretaciones sublimes que elevan el espíritu festivo a nuevas alturas. La presencia de los Capitanes, Embajadores, Abanderados, así como de los Primers Trons y la Corporación Municipal, añade un aire de distinción y solemnidad al evento, resaltando la importancia cultural y tradicional de las fiestas.
La Plaza Mayor, abarrotada de espectadores entusiastas, se convierte en un mar de emociones donde la música fluye en armonía con el latido del corazón de la ciudad. Es un momento para celebrar la unión, la alegría y el orgullo de pertenecer a una comunidad que valora y promueve la excelencia artística. El concierto de la Banda Simfónica Tot per la Música trasciende lo meramente musical para convertirse en un símbolo de identidad y tradición arraigada en el corazón de Ontinyent.
RECORRIDO: Plaza La Concepción, Gomis, Mayans, Plaza Mayor. Después de la entrada de bandas se interpretará la marcha mora «Chimo» en la Plaza del Ayuntamiento.
Es el jueves anterior al cuarto domingo de agosto. Es media tarde. Todo el paseo de la Plaza de la Concepción está repleto de músicos vestidos con su uniforme de gala. Son las bandas de música oficiales de cada una de las veinticuatro comparsas. Comienza el desfile. Cada banda ha ensayado con sumo cuidado el pasodoble festero que ella misma ha elegido para este acto y ahora es el momento de demostrarlo. Ha llegado el momento de lucirse.
Durante más de dos horas, los músicos y las bandas desfilan con pasodobles por las calles Gomis y Mayans de Ontinyent en un emocionante concierto itinerante. Las agrupaciones de las distintas comparsas moro cristianas se visten con sus mejores galas, desplegando un ritmo frenético que culmina en la Plaza Mayor, la cual se llena gradualmente durante el evento.
La competencia se mezcla con la unión, ya que en la Entrada de Bandas se pueden escuchar piezas musicales difíciles, recientes, poco conocidas e incluso inéditas. El nivel de las partituras y las actuaciones es cada vez más notable a medida que avanzaba el evento.
La Sociedad de Festeros del Santísimo Cristo de la Agonía, entidad organizadora del acto, introdujo el concurso, dotado de premios económicos para sus ganadores. Las bandas oficiales de cada comparsa se dividen en dos secciones de competición para garantizar la equidad. La competencia cuenta con bandas de música que tienen más de 35 músicos en su formación y otras con menos de 35 componentes. A lo largo del recorrido, un jurado especializado evalúa a las formaciones musicales teniendo en cuenta la dificultad, afinación, sonoridad, interpretación y uniformidad. La puntuación máxima que una banda puede obtener es de 200 puntos.
Una vez están todos los grupos musicales en la plaza Mayor, las bandas finalizan su entrada, pero los músicos, en lugar de marcharse, se van situando convenientemente, en función del instrumento que portan, en la parte alta de la plaza, la subida conocida como el Regall.
Han entrado todas las bandas. La plaza, las calles que desembocan en ella, los balcones; todo está lleno de gente. El secretario de la Sociedad nos presenta al director invitado este año. Está situado encima del entablado. Levanta los brazos, batuta en mano. En la plaza se ha hecho el silencio. Más de mil músicos están pendientes de la batuta. Baja los brazos y todo se llena de armonía. Es Chimo, la marcha mora más internacional. Para Ontinyent es el himno de fiestas. Todos, juntos, hombro con hombro, nos balanceamos al compás de sus notas. Una mezcla de sentimientos te invaden: alegría, emoción, júbilo, gozo, euforia… Es imposible mantenerse impasible.
Como cada año, en la misma plaza mayor y al compás de la misma marcha mora, Chimo, más de 1,000 músicos tocando al unísono, bajo la atenta escucha de la multitud congregada para captar el mágico momento que conmueve a vecinos y visitantes. Este evento único reúne a 25 agrupaciones musicales de toda la geografía valenciana en una muestra de camaradería y talento. Una atronadora explosión de sonido detiene el tiempo en el corazón de Ontinyent. Emociones a flor de piel, recuerdos evocados, pieles de gallina, no hay palabras para expresarlo. Esto es Ontinyent, esto es algo que debes experimentar.
Se trata uno de los actos más esperados, multitudinarios y únicos de las fiestas de Moros y Cristianos. Una explosión de sonido que pone la piel de gallina año tras año.
Esta segunda parte del acto nació como un homenaje espontáneo a su compositor, José María Ferrero en 1987, año de su fallecimiento por un trágico accidente de trafico. Aquel año, tras la entrada de las bandas de música de Ontinyent, éstas de forma conjunta interpretaron la marcha mora Chimo como homenaje al Mestre dirigidas por su hijo Daniel J. Ferrero Silvage. Tras un paréntesis de un año, en 1989, se volvió a interpretar como conmemoración del XXV aniversario de la marcha y quedó consolidado como un acto oficial de las fiestas de Ontinyent, por una parte, como recuerdo a la figura del autor, pero sobretodo como un reconocimiento a la música festera y a las bandas de música. Se ha convertido sin duda alguna en una parte esencial de la programación que da inicio a los días más importantes de los Moros y Cristianos. Se trata de un acto singular en Ontinyent, en el que la entidad organizadora esta trabajando por el reconociendo de su valor y significado cultural.
Para todos aquellos que no pueden disfrutarlo en directo, pueden hacerlo en el Museu Fester, mediante un proyecto audiovisual que permite una inmersión en la interpretación conjunta que realizan las formaciones musicales que participan en las Fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent. Se trata de una iniciativa que hace posible trasladarse a la Plaza Mayor y situarse en medio, en el momento en que se está interpretando ‘Chimo’, el himno de las Fiestas de Ontinyent.
La proyección nacional e internacional del acto de la Entrada de Bandas cada vez es mayor, siendo destacado por personalidades como el conocido chef internacional José Andrés, quien en la edición del 2022 mostraba públicamente su admiración por la interpretación conjunta de la marcha mora “Chimo” en la Entrada de Bandas de las fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent apuntando que «siempre hay algo asombroso sucediendo en España’.
Significación: Hoy contamos con excelentes carreteras que nos comunican rápidamente con cualquier parte. Hoy todos disponemos de vehículo. Hoy todas las bandas -salvo alguna excepción-duermen todas las noches en su casa. Pero si nos remontamos cincuenta años atrás, las carencias en vías de comunicación y vehículos hacían necesario que los músicos “viviesen» en Ontinyent durante los días de fiestas.
Todas las bandas llegaban el día preciso a la hora señalada y, qué mejor manera de entrar al pueblo, de presentarse a la gente, que realizando lo mejor que sabían hacer: realizar un pasacalle interpretando una composición festera.
RECORRIDO: Av. Almaig, Av. Daniel Gil, Glorieta de los Moros y Cristianos, Plaza Concepción.
Tras la entrada de bandas, músicos y festeros se han dirigido a sus respectivos locales en función de la comparsa a la que pertenecen. Juntos han degustado una buena cena y están dispuestos para empezar los Alardos.
Seguramente nos encontramos ante el acto que, por lo menos aparentemente, menos tiene que ver con los moros y cristianos. Pero, habitualmente, todas las cosas tienen su porqué.
Antiguamente, las comparsas aprovechaban los sábados próximos a las fiestas para reunirse en la casa de campo de alguno de sus componentes -en las inmediaciones del pueblo-y cenar lo que ellos mismos preparaban. Bien entrada la noche, irrumpían en las calles acompañándose de guitarras, panderos, tapas de cacerolas y cualquier cosa capaz de simular un instrumento musical. Realizaban su desfile luciendo un sombrero de paja, una caña en la mano y, habitualmente, se remangaban una pernera.
Con el tiempo, el sombrero y la caña fueron sustituidos por otras prendas que pretendían ser un disfraz, para llegar a ser, hoy en día, una sana competencia por ver quién consigue el disfraz más jocoso o más impactante; así se consigue una mezcla entre representar aquello que está más de moda y una crítica sobre temas de actualidad.
Esta vez, ya acompañados de sus bandas de música que interpretarán alguna pieza en concordancia con el disfraz elegido, desfilarán por las amplias avenidas de l’Almaig y de Daniel Gil.
RECORRIDO: Desde Cruce Martínez Valls/Daniel Gil, av. Daniel Gil, Glorieta de los Moros y Cristianos, Plaza Concepción, Gomis, Mayans, Plaza Mayor.
Es el acto de los más pequeños, del futuro de la fiesta. En riguroso orden de desfile, primeramente, el bando cristiano y a continuación el bando moro, las comparsas, con sus bandas de música, recorren la Avenida de Daniel Gil y la calle Mayor para finalizar a los pies del castillo de fiestas. Los protagonistas son los festeros menores de 14 años. Unos desfilan formando en escuadra, mientras los más pequeños lo hacen al brazo de sus madres, subidos en alegóricas carrozas.
Este acto se instaura en 1985, debido a la proliferación de gran masa festera de componentes menores de 14 años, y al arraigo de la Fiesta en la ciudad, se decide canalizar la participación de los más pequeños en la Fiesta. Un año antes, en 1984, se crea el concurso de Cabos y Escuadras infantiles.
Escuadras, carrozas, música, ballets y fantasía en la que los pequeños y las pequeñas son los verdaderos protagonistas, inmersos en una explosión de color, alegría, caramelos y confeti.
RECORRIDO: Av Almaig, Av. Daniel Gil, Glorieta de los Moros y Cristianos, Plaza Concepción.
La primera da comienzo a media tarde, la segunda ya caída la noche.
Es el acto más multitudinario. Trascurre por las avenidas de l’Almaig y de Daniel Gil, bordea la glorieta de Moros i Cristians, y finaliza en la Plaza de la Concepción. Pese a la amplitud del itinerario, flanqueado por tribunas y sillas, este se queda pequeño para acoger a la gran cantidad de espectadores que, venidos de todas partes, contemplan el paso de las comparsas.
Es el acto que más esfuerzos requiere por parte de todos. Las comparsas desfilan con su traje de gala, pero, además, en cada una de ellas también toma parte una o más escuadras con traje singular, realizado para la ocasión, lo cual le confiere un mayor colorido y exotismo, con vestidos que solo existieron en la imaginación de sus diseñadores.
Cada una de las dos Entradas está encabezada por la comparsa a la que ese año le corresponde el cargo de capitán, mientras que, cerrando el acto, desfila la comparsa que ostenta los cargos de embajador y abanderado de su bando.
Las cuatro comparsas con cargo llevan más de dos años trabajando en lo que ese día van a ofrecer al público: telas, metales, bordados, coreografías, composiciones musicales, diseños, confección, ballets, carrozas, animales, maquillaje, armas, agua, fuego, (todo tiene cabida en la Entrada de Ontinyent)… y ¡CIEN BANDAS DE MÚSICA!
Cada uno de los cuatro boatos, a medida que avanza, va interpretando una historia; una historia que capta la atención del espectador y hace que se sienta sumido en ella.
Es un espectáculo que difícilmente puede ser explicado con palabras. Hay que verlo. Y cada año es distinto.
RECORRIDO: Plaza Coronación, San Antonio, Capellanes, Las Eras, Dos de Mayo, San José, Morereta, Plaza San Domingo, Alcalde Paco Montés, Dos de Mayo, Glorieta de los Moros y Cristianos, Plz. Concepción, Gomis, Mayans, Plaza Mayor.
Contrasta con la Entrada. Muy de mañana, las caras de músicos y festeros nos hablan de sueño, imagen que desaparece a los primeros compases de un pasodoble dianero. Es un acto mucho más íntimo; el festero viste el segundo traje -también denominado de diario-; el desfile parte de la amplia Plaza de la Coronación, para introducirse rápidamente por calles estrechas recién regadas, flanqueadas por casas que muy raramente superan las dos alturas; casas de portales abiertos que nos muestran la mesa recién puesta con rollets de anis, casquinyols o coca de maleneta, junto con un café bien cargado o un buen vaso de agua fresca con un nuvolet de cazalla.
RECORRIDO: Plaza Concepción, Gomis, Mayans, Pl. Mayor
Tiene lugar a mitad mañana del sábado; después de finalizada la Diana y de haber almorzado reposadamente en la comparsa.
Pese a estar realizado únicamente por dos comparsas, la tenacidad, la constancia y el buen hacer de ambas hizo posible que, a principios de la década de los ochenta -del siglo XX- entrase a formar parte del programa oficial de fiestas.
Las comparsas en litigio son Marineros y Contrabandistas. Los Contrabandistas intentan entrar el contrabando, que llevan en las alforjas de sus acémilas o en sus carros, en la ciudad, mientras los Marineros tratan de impedírselo. El acto transcurre por las calles de Gomis y Mayans hasta la Plaza Mayor; el parlamento finaliza con los Marineros en el castillo y los Contrabandistas al pie del mismo. Durante el recorrido ambas comparsas van disparando sus trabucos y arcabuces, produciéndose tres altos, en los que intercambian unas frases y continúan con las descargas. Finalmente, todo el género del contrabando es repartido entre el público. El género que traen de contrabando consiste en baratijas, chucherías, pequeños juguetes y los típicos «caliqueños» -puros hechos a mano en una comarca cercana-.
El texto empleado es de autor anónimo; repleto de bravuconadas y chulería; todo él en tono jocoso. Tenemos constancia por un periódico de la época que en 1871 ya se representaba.
SITIO:
– Bando Cristiano: Ermita De Santa Anna
– Bando Moro: Aparcamiento del Calvario De Santa Anna
RECORRIDO: Ermita de Santa Anna, Avd. San Francisco Canterería, Plaza De Bajo, Pl. Mayor, Gomis
La tarde del sábado realizamos la procesión de la bajada del Santísimo Cristo de la Agonía desde la Ermita de Santa Ana hasta la iglesia parroquial de San Carlos, donde la Imagen estará durante los próximos quince días; lo que el festero llama la Baixà.
En este acto las comparsas disparan salvas de arcabucería delante del patrón de nuestra Fiesta y se convierten así en herederas del privilegio que disfrutaban las antiguas milicias urbanas.
El ejército cristiano está acampado en la explanada de la Ermita y el ejército moro en la explanada del calvario. A las cinco de la tarde, capitán, embajador y abanderado cristiano, acompañados por sus escoltas, se encontrarán con sus homónimos moros a mitad del camino del calvario; es el “encaro»; los embajadores declaman el texto que José Mª Royo Mendaza escribiera para este momento en el año 2000: el moro previene al cristiano que rodea la villa y no va a permitirle la entrada; el cristiano le responde que lo hará gracias a la ayuda del Morenet. Finalizado el breve parlamento, los capitanes realizan sendas descargas de arcabucería; es la señal; en ambos campamentos- cristiano y moro-se multiplican los disparos.
El ejército moro, precedido de su capitán, inicia el descenso, disparando, hacia la villa; figura que retroceden ante los embistes del ejército cristiano, que avanza disparando, como protegiendo la sagrada imagen que los Anderos llevan sobre sus hombros. A las puertas de la ciudad cesa el disparo y, en el parque del barrio de la Cantereria, se amontonan los festeros; una caja empieza a redoblar; la capitanía mora, en silencio, empieza a formar sus escuadras; la banda de música rompe el mutismo con una marcha sacra; la procesión ha comenzado. Cantereria, Pont Vell, Plaça de Baix, Plaza Mayor y Gomis: es el itinerario que recorrerán una comparsa tras otra; luego la cera y el patrón de la fiesta que, un año más, baja hasta su parroquia para estar con su gente, mientras esta celebra fiestas en su honor.
Este acto se declaró bien de interés cultural inmaterial, mediante DECRETO 4/2019, de 18 de enero, del Consell. La declaración está inscrita en la Sección Primera del Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano.
SITIO: Cruce Daniel Gil-Salvador Tormo.
La ciudad se despierta temprano el día de la jornada dominical, para unirse en un acto que se celebra en la confluencia de la Avenida Daniel Gil con la calle Salvador Tormo. Allí, con las gradas instaladas repletas de festeros y público en general, se celebra la tradicional Misa de campaña, una tradición arraigada en la ciudad. Es un momento para reunirse, compartir y fortalecer lazos antes de comenzar el día festivo con la Diana.
RECORRIDO: Arrancará desde la confluencia de Daniel Gil y Salvador Tormo, Daniel Gil, Glorieta de los Moros y Cristianos, Gomis, Mayans, Pl. Mayor
El domingo muy de mañana, después de la Misa de campaña, tiene lugar la Diana de gala -los festeros visten el traje de gala-. El desfile transcurre por calles más anchas que el día anterior, finalizando también ante el castillo de fiestas. Las comparsas participan por riguroso orden de desfile, con la salvedad que en este acto el bando moro es el que inicia el acto. Les siguen, uniformadas, las bandas de música que, con sus alegres pasodobles festeros, van despertando al pueblo a su paso.
LUGAR: Real parroquia de Sant Carle
Al ángelus es la hora estimada para dar comienzo a la solemne Misa Mayor en honor al Santísimo Cristo de la Agonía, con la presencia de las autoridades festeras y civiles. Misa cantada y concelebrada por la Hermandad Sacerdotal Ontinyentina, en la que se interpreta la Misa compuesta en 1917 por el insigne músico de la localidad Rafael Martínez Valls.
RECORRIDO: PLAZA SANT DOMINGO, MORERETA, SAN JOSÉ, DOS DE MAIG, GLORIETA DELS MOROS I CRISTIANS, GOMIS, MAYANS (hasta la PARROQUIA DE SANT CARLES)
Cuando todavía el sol está alto y su calor, seco, lo inunda todo, principia la Solemne Procesión en la que, las veinticuatro comparsas, encabezadas por el bando moro, acompañarán a la Imagen del Santísimo Cristo de la Agonía por las calles de la ciudad hasta devolverlo, nuevamente, a la iglesia de San Carlos.
Como su nombre indica, las comparsas lucen, como esta mañana, su traje de gala. Las bandas de música interpretan marchas de procesión -también escritas expresamente para los actos religiosos de la fiesta de moros y cristianos-.
Aquí también encontramos una singularidad respecto a otros pueblos; habitualmente en las procesiones se desfila en una hilera a cada lado a lo largo del itinerario; aquí en Ontinyent también se realiza así en todas las procesiones que tienen lugar a lo largo del año; en todas, excepto en las que se desarrollan en el sábado y domingo de fiestas; en estas dos procesiones se forma en escuadra-lógicamente sin cabo- y llevando el paso que marca la banda de música.
La gente ha bajado sus sillas y llena las aceras; en las bocacalles no cabe un alma; nadie quiere perderse el paso del Morenet -apelativo cariñoso que el pueblo utiliza al referirse a la Imagen del Cristo en su Agonía-; multitud de abanicos inquietos se ven por doquier; seriedad y recogimiento; al paso de los Anderos con su sagrada carga la gente se pone en pie; sus miradas clavadas en el rostro inerte del Salvador; un sutil movimiento de labios hace intuir una plegaria; veo el fervor en el rostro de la gente; sus miradas hablan de fe; una lágrima resbala por mi rostro; dos golpes secos de la piedra de río contra la madera del anda y nuevamente los Anderos retoman su carga, dirigiendo sus pasos hacia la iglesia de San Carlos.
LUGAR: Real Parroquia de San Carlos
En el contexto vibrante de las fiestas de moros y cristianos que animan a la población de Ontinyent, la misa concelebrada por la Hermandad Sacerdotal de Ontinyent adquiere una importancia trascendental. Este acto religioso, celebrado en la Real Parroquia de San Carlos Borromeo, adquiere una resonancia especial al rendir homenaje al Santísimo Cristo de la Agonía, cuya imagen preside la ceremonia.
La liturgia, enriquecida por la presencia tangible del Morenet, evoca una atmósfera de reverencia y gratitud en los corazones de los presentes. En este encuentro sagrado, se renuevan los lazos de fe y tradición que sostienen el tejido cultural de Ontinyent, recordando a los habitantes su compromiso de mantener viva la esencia espiritual de las fiestas de moros y cristianos para las generaciones venideras.
RECORRIDO:
- Bando moro : Barrio de la Cantereria hasta Plaza Mayor
- Bando Cristiano : Puente de Santa María (Avda. Diputación) hasta Plaza Mayor
LUGAR: Plaza Mayor
Hemos llegado al último día de fiestas; hoy el festero no ha madrugado; ha almorzado tranquilamente en su comparsa; se ha puesto una toalla al cuello, se ha enfundado un guante, ha tomado el arcabuz y se ha dirigido al inicio del acto.
A las once de la mañana las doce comparsas del bando moro, encabezadas por su capitán, embajador y abanderado, se encuentran en la Canterería, a la altura del lavadero; y, precedidos por los banderines de cada una de ellas, los disparadores están preparados para iniciar su estruendoso paseo; cruzarán el Pont Vell -Puente Viejo-, subirán por la Plaça de Baix y travesarán el Porxet hasta llegar al castillo de Ontinyent, en el que ondea la bandera de la Cruz.
Al mismo tiempo ha iniciado su andadura el ejército cristiano, acampado en la zona norte del puente de Santa María; el cual hará lo propio, cruzando el mencionado puente, y bajando el Regall, para encontrarse con el moro a los pies de la fortaleza.
El toque de silencio de una trompeta hace callar los arcabuces; un jinete moro cruza la plaza a gran velocidad; a los pies del castillo entrega al centinela un pergamino instando a la rendición de la villa; el capitán cristiano lo lee para sí y, públicamente, lo rompe ante la algarabía general y la estafeta abandona la plaza. El centinela cristiano, desde las almenas, hace la introducción a la embajada, finalizando con unos bellísimos versos, a la vez que toda una declaración de intenciones, que Cervino escribiera hace ciento sesenta y cuatro años y que yo no puedo evitar transcribirles:
(Hablándole a la villa de Ontinyent)
Ven hoy a ver cómo en alegres burlas,
Recordando el valor de nuestros padres,
Unos somos cristianos, otros moros,
Y todos en quererte joh patria! iguales.
El sonido de unas trompas anuncia la entrada en la plaza del embajador moro, al que acompañan capitán y abanderado, todos ellos a caballo, seguidos de brillante escolta.
El embajador moro intenta conseguir, a través de la palabra, que el capitán cristiano le entregue la villa. Primero lo intenta con razones que demuestren que el castillo le pertenece; después ofrece pactos y regalos; finalmente recurre al miedo y la amenaza. Ninguno de los intentos le ayuda a conseguir el fin deseado y, como no podía ser de otro modo, son las armas las que ponen fin a la contienda. Los arcabuces escupen fuego, mientras capitanes y embajadores se enzarzan en combate de arma blanca. La victoria se decanta del bando moro, que deposita la bandera de la Media Luna en las almenas del castillo.
Este acto se declaró bien de interés cultural inmaterial, mediante DECRETO 4/2019, de 18 de enero, del Consell. La declaración está inscrita en la Sección Primera del Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano.
RECORRIDO:
- Bando moro : Puente de Santa María (Avda. Diputación) hasta la Plaza Mayor
- Bando Cristiano : Barrio de la Canterería hasta la Plaza Mayor
LUGAR: Plaza Mayor
Lunes por la tarde. Todos, en nuestras respectivas comparsas, hemos disfrutado degustando un buen plato de paella y melón de la zona, todo ello aderezado con la compañía de los amigos y las marchas moras y cristianas con las que nos deleita la banda de música.
Sucede lo mismo que en la mañana, pero con los papeles invertidos: el bando cristiano está acampado en la Cantereria, el moro en el puente de Santa María y el castillo en poder de los moros.
A las cinco de tarde, desde sus posiciones, los capitanes de ambos bandos disparan, al unísono, sus arcabuces; es la señal de que empieza el acto del disparo; la respuesta es inmediata: centenares de arcabuces hablan a la vez y sus voces nos anuncian la proximidad de la embajada cristiana.
Al igual que en la mañana, se repitan las secuencias: la trompeta pide silencio; el estafeta realiza su cabalgada; el capitán moro hace en mil pedazos el pergamino;… el embajador cristiano arenga a sus tropas; y, mientras avanza hacia el castillo, solo, a conveniente distancia de su escolta, habla consigo mismo, recordando su niñez en estas mismas murallas que ahora pretende conquistar; y recuerda a su madre, sus oraciones,… le habla a esas piedras que fueron su ciudad; se emociona, nos emociona.
Embajada, ofrecimientos, desafíos y, finalmente, lucha. El desenlace está escrito: la villa de Ontinyent vuelve a ser cristiana.
En Ontinyent, antiguamente, los embajadores eran de oficio; es decir: siempre eran las mismas personas quienes declamaban las embajadas; desde hace cuarenta años, son de cargo: cada año las personas que recitan los textos de Cervino son distintas. Y, aunque el contenido del diálogo es siempre el mismo, el timbre de voz, el modo de unir las palabras, la entonación, las pausas y sus silencios, los gestos, el énfasis que cada embajador pone, todo es distinto, y hace que cada año asistamos a una nueva y vibrante embajada.
Este acto se declaró bien de interés cultural inmaterial, mediante DECRETO 4/2019, de 18 de enero, del Consell. La declaración está inscrita en la Sección Primera del Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano.
RECORRIDO: Plaza Mayor, Mayans, Gomis, Plaza de la Concepción
Finalizada la embajada del cristiano, el presidente de la Sociedad de Festeros, junto con capitanes, embajadores y abanderados encaminan sus pasos hacia la tribuna colocada al efecto en la plaza Concepción. Las veinticuatro comparsas -con el bando moro a la cabeza-, desfilan ante ellos: saludos, despedidas, abrazos, lágrimas: las Fiestas han terminado.
SITIO: Real Parroquia de San Carlos
Durante nueve días consecutivos, Ontinyent se sumerge en un momento de reflexión e intimidad al celebrar el solemne novenario en honor al Santísimo Cristo de la Agonía. En la Real Parroquia de San Carlos Borromeo, cada día se celebra una misa seguida de un sermón que invita a la reflexión sobre los valores de solidaridad y compasión que el Cristo de la Agonía representa para la ciudad. El novenario ofrece un espacio para encontrar consuelo y renovar el sentido de comunidad, inspirando a las personas a comprometerse con el bienestar de los demás.
SITIO: Salones Sociedad de Festeros
La cena fin de fiesta se celebra a las diez de la noche en el casino de la Societat de Festeros con la asistencia de los Capitanes, Embajadores, Abanderados, Primer Trons y el Pregonero de la Fiesta. Durante este evento, tiene lugar el nombramiento del Fester Exemplar.
Conforme avanza la noche y entre animadas conversaciones, la banda de música ambienta la cena con sus melodías. Una vez concluida la cena, se hacen entrega de los pergaminos a los ganadores del Concurso de Cabos de Esquadra y escuadras, tanto del bando moro como cristiano. También se entregan de los diplomas acreditativos a los ganadores del Concurso de Escuadras Especiales del día de la Entrada, y se reconoce la labor a aquellos que supieron custodiar con dedicación y devoción nuestro castillo, entregándose el correspondiente diploma acreditativo tanto al centinela cristiano como al moro. También, son impuestas las insignias de plata de la Sociedad a los miembros que, durante un mandato completo de tres años, han formado parte de la Junta de Gobierno de la Sociedad de Festers.
Tras la entrega de todos los reconocimientos y distinciones, llega el turno de los discursos finales. El pregonero de las Fiestas inaugura la ronda de palabras, seguido por el Capitán cristiano y el Capitán moro, quienes comparten sus vivencias con pasión y fervor. Finalizando el acto con las palabras del Presidente de la Sociedad y el Alalde de Ontinyent.
RECORRIDO: Real Parroquia de San Carlos hasta la Plaza de la Concepción
La Gran Danzada Popular de Moros y Cristianos de Ontinyent es un acto que celebra la rica tradición de los bailes valencianos en un ambiente festivo y comunitario. Durante esta celebración, los participantes lucen trajes tradicionales mientras danzan al ritmo de la música, recorriendo las calles Mayans y Gomis finalizando en la plaza de la Concepción, donde todos los bailarines se unen alrededor de la música, girando al compás de las melodías tradicionales.
LUGAR: Real parroquia de San Carlos
Desde la Sociedad de Festeros partirán las Juntas de Gobierno de la Asociación de Fiestas de la Purísima y de la Sociedad de Festeros del Santísimo Cristo de la Agonía, socios y socias, festeros y festeras, y se desplazarán hacia la Real Parroquia de San Carlos para asistir a la misa de dobla que tradicionalmente la Sociedad de Festeros del Santísimo Cristo de la Agonía y la Junta de Fiestas de la Purísima, dedican en estas fechas al Santísimo Cristo de la Agonía, Patrón de las Fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent.
RECORRIDO: Real Parroquia de San Carlos, Gomis, Plaza de La Concepción, Pont Nou, Av. San Francisco, Ermita de Santa Ana
Es domingo; hace quince días que bajamos su sagrada imagen a la iglesia parroquial de San Carlos. Las campanas anuncian que son las siete de la tarde; la banda de música empieza a marcar los primeros acordes del himno de España; los Anderos, no sin esfuerzo, cruzan la portalada de la iglesia junto con el Morenet, ya están en la calle; la procesión ha comenzado.
Dos larguísimas hileras de fieles flanquean el itinerario; gente descalza; promesantes; todos, juntos, acompañando a Cristo en su Agonía Soberana, hasta su ermita al pie del monte, donde permanecerá hasta el inicio de la próxima fiesta.
Anoche todas las comparsas celebraron su Asamblea General Ordinaria, aunque todos la llamamos Creuà -cruzada-. Pero no, esta creuà no tiene absolutamente nada que ver con las expediciones que la Iglesia enviaba contra los moros en la Edad Media. En valenciano -nuestra lengua- utilizamos la expresión creu i ratlla -cruz y raya- para indicar la finalización de una etapa y el inicio de la siguiente. Y, también, tiempo atrás, las cuotas que cada festero aportaba a su comparsa, el tesorero o “cotizador” iba anotando las entregas a cuenta en una, realizaba la anotación en la ficha que él tenía de cada festero y también en el carnet que obraba en poder del propio festero. Esta acción se denominaba -traducido al castellano- “cotizar a la raya”. También en aquel tiempo de carencias, la gente compraba en las tiendas y era habitual cancelar la deuda poco a poco -a la raya-. Hoy las comparsas emiten recibos a sus socios a través de los bancos y cajas de ahorro. Evidentemente esto es más moderno, más fácil y cómodo para las personas encargadas de las finanzas de la comparsa y también para el propio comparsista, pero -evidentemente también- antes el hecho de tener que ir a cotizar era una excusa perfecta para ir todos los sábados o domingos a la comparsa, tomarse un refresco o un barralet y dialogar con los amigos.
En la Creuà se dan cuentas de todo lo ocurrido en el ejerció festero, es decir: desde la creuà del año anterior hasta la fecha; se repasa todo lo que se ha hecho, sus pros, sus contras y sus posibles mejoras; se aprueban las cuentas económicas; se despide a la gente que termina en sus cargos y se da la bienvenida a los que los van a ocupar. Se dan por terminadas unas fiestas y se empiezan las siguientes: no hay tregua; el ave Fénix renace de sus cenizas.
Cuando el Cristo llega a la ermita, la amplia explanada está llena de gente; la Imagen se detiene ante la puerta; el asesor religioso de la Sociedad de Festeros -y cura párroco de la iglesia de San Carlos-, desde púlpito exterior de la ermita, tiene unas palabras de reflexión sobre las fiestas que han terminado y sobre las que en ese preciso momento comienzan; se procede al sorteo público -por insaculación- de los llumeners que el año próximo tendrán el honor de llevar las andas del Cristo en esta misma procesión de la subida a la ermita; entonamos el himno al Santísimo Cristo de la Agonía; se dispara un castillo de fuegos artificiales; suena la banda y el Cristo es entrado en la ermita y depositado en su altar. Acaban de empezar las nuevas fiestas.
